Por Sergio Vallerga
Inflación: como se protegen las empresas
En un primer análisis del
comportamiento de los precios dentro de un contexto inflacionario, la evolución
de los mismos es un dato del conflicto al cual deberemos tomar especial
atención.
En este proceso la debilidad de las
Pymes es notorio por su posicionamiento en la cadena productiva, tanto siendo
vendedoras o compradoras de insumos producidos por empresas dominantes del
mercado.
En efecto, su participación
relativa dentro de la cadena de producción se torna altamente dependiente
cuando su facturación participa de manera determinante de una empresa grande ya
que los productos finales de estas empresas, en procesos inflacionarios, son
sometidos a reingenierías .
Es decir, para mantener niveles de
rentabilidad y cuotas de mercado aceptables, los productos sufren sustituciones
de materias primas, semielaborados, cambios en los procesos, reducciones en las
cantidades de su presentación, etc. en definitiva un cambio en las calidades
ofrecidas.
O bien, cuando se estableció un
standard de calidad que no se quiere abandonar, se buscan lanzamientos de
segundas marcas con precios más accesibles pero con calidades inferiores y/o
cantidades ofrecidas menores.
Si bien la práctica mencionada en
el párrafo anterior es habitual donde se determina por precio las capas de
mercado a las que se quiere llegar, estas prácticas se exacerban en periodos
inflacionarios
La reingeniería es un proceso
adecuado pero que implica inversiones para no quedar fuera del mercado y además
atender la licuación del capital de trabajo que se acelera a la velocidad que
se ajustan los precios.
Esta licuación, se agudiza por la
limitación que encuentran las Pymes en su financiamiento formal, ya que ante su
falta recurren a otros instrumentos alternativos, más caros, inducidos por la
iliquidez generada en el mercado de dinero.
En esta fase, es necesario también
replantear una estrategia de marketing agresiva para obtener presencia y no
solo conservar la cuota de mercado si no que también se pueda ganar mercado
ante la posible disminución de acciones similares por parte de la competencia.
Una prolongada inflación, con un
tipo de cambio administrado (o fijo) provoca que internamente exista inflación
en dólares y que la economía pierda competitividad, encaminándose a un límite
devaluatorio.
Este limite devaluatorio, obliga a
replantearse estrategias de inversión y fomenta el wait and see. En Argentina
hoy día hay casos de Pymes productoras de bienes alimenticios que han retirado
su marca del mercado y producen lo mismo para terceros (fasón) ya que se
encuentran con falta de financiamiento genuino. En estos casos, su horizonte de
planeamiento lo tienen muy diluido y lo que aspiran es a mantener solo la
empresa en pie hasta tanto cambien las expectativas.
Este cóctel
de medidas defensivas y ofensivas tienden a crear un muro de protección para el
cual no existe una única receta ya que los problemas aquí planteados pueden
llevar a diferentes prácticas donde se evalúan desde fusiones hasta contratos
de colaboración entre empresas para enfrentar esta situación altamente
conflictiva
En el
caso argentino, la devaluación fue el ajuste por excelencia al que se ha
recurrido para volver a equilibrar los precios relativos y obtener un nuevo
equilibrio.
Después
de cada devaluación, su efecto impulsor en la economía no alcanzó para sostener
una recomposición del capital productivo, originándose así en cada una de ellas
un mayor empobrecimiento, entendido como la expulsión del sistema económico de
parte de las fuerzas productivas, es decir, capital y trabajo.
A esto se
suma la poca o nula previsibilidad de estos últimos años, donde se percibe al
gobierno como una figura poco creíble ya que prevalece el doble discurso
respecto de las medidas que llevará adelante
La
inflación en si no es un dato menor y tampoco algo del cual no deberíamos
protegernos. Un médico no puede quedarse tranquilo por que su paciente tiene un
poco de fiebre, busca hasta encontrar el problema.
Lo mismo
con la inflación, no podemos desatenderla, mas en países como los nuestro que
la inflación es un mal endémico.
Por tal
motivo, me sorprenden algunas declaraciones de colegas destacados restándole
importancia a la inflación en Argentina, cuando hemos padecido profundos
conflictos sociales y cada administración ha sufrido sus consecuencias por una
banalización y las malas prácticas de la misma.
Retomando
el análisis, podemos afirmar que en los últimos 40 años (aunque se podría
extender) esas malas practicas por falta de Políticas de Estado sostenidas en
el tiempo ha llevado a una destrucción sistemática de la capacidad instalada
con lo cual se empujo a una profunda insolvencia productiva.
Esta
cuestión no es privativa de Argentina ya que la podemos extrapolar a cualquier
país teniendo en cuenta solo su marco de referencia y afinando su análisis
característico.
Pero
estas prácticas que se han mencionado en este documento son ampliamente
difundidas y ejecutadas sin importar de que mercado se trate ya que estas
adaptaciones se realizan en todos los aspectos del sistema económico solo que
en periodos inflacionarios se exacerban y su implementación debe ser más
cuidadosa.
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