domingo, 3 de julio de 2016

La búsqueda del tesoro perdido

Por Daniel Ciambrone: Habrá llegado la hora de organizar una sociedad moral donde las ciencias, la alegría y el trabajo fecundo sean la mira de todos los ciudadanos? Una muy buena pregunta a la que tendremos que buscarles una respuesta y un comentario acorde al pensamiento de lo que hemos volcado en nuestra simple escritura. 

La recuperación de los tradicionales partidos políticos, aquellos que sumaban hombres de distintas posiciones sociales que llevaban adelante un proyecto de vida para el pueblo, no hay política sustentable si no hay partidos políticos. 

Si no terminamos o caminamos hacia sistemas de funcionarios demagogos que imponen su pensamiento favoreciendo al sector que representan y perjudicando a los indefensos, continuará el mismo cauce desfavorable. Esta es la impresión que circula en mi mente y que veo en mi país. No hay un partido político que represente a los intereses del pueblo, que por consiguiente el pueblo está a merced de la voluntad de quién lo gobierna. 

Con la presencia de un partido organizado y bien representado le será imposible al verdugo de turno satisfacer sus decisiones, pero más allá de la creación de espacios donde se convocan a los que acumulan años, la nieve les marca el paso del tiempo, donde deberán los jóvenes apuntalar la educación como base principal para la participación activa en el desarrollo de las políticas, que después volcaran en reuniones o asambleas partidaria, donde expondrán sus pensamientos y formas de mover el tablero. Si la búsqueda se centra en el sueldo que carga el espacio de llegar a ocupar el manejo del país, entonces será imposible sanear el riachuelo contaminado.

Hoy no hay un partido político que represente al pueblo, porque en la última elección nacional, la gente votó una figurita porque la otra ya no deslumbraba como antes. Entonces se mezclaron pensamientos distintos contradictorios uno de otros Peronistas acompañando a sus enemigos acérrimos y asi también le pasó a los seguidores de Alem e Irigoyen, es decir había que derrocar en las urnas a un gobierno y lo lograron, pero nada es producto de las casualidades. Mucho tuvo que ver el gran poder del periodismo comprometido con los grupos poderosos de la comunicación, algo que en su momento diera a conocer un periodista de origen cubano de cómo caerían los gobiernos populares de la América del Sud. 



Para finalizar, me quedo con este comentario de José Ingenieros: “Cuando las miserias morales asuelan a un país, culpa es de todos los que por falta de cultura y de ideal, no han sabido amarlo como patria de todos los que vivieron de ella sin trabajar para ella”

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