La precarización del mercado laboral en
la Argentina
El mercado laboral en la Argentina está muy precarizado. Se han perdido algunos aspectos de la creación del trabajo, donde los gobiernos deben pensar primero que haya trabajo, porque es la base para llevar adelante los hogares.
Esto se logra con la confianza de los inversionistas extranjeros que todavía no ve en este país una puerta para generar trabajos, porque con las inversiones internas no alcanza para lograr un equilibrio laboral.
Hay sectores como el agro, la automotriz y la obra pública que ha crecido un poco, pero con tasas de interés muy elevadas no les es favorable invertir, ya que prefieren poner dinero que se multiplique solo.
Todo esto pasa por la confianza de cada gobierno, que depende de lo que la gente decida con su voto en octubre y esperar cual es el camino a seguir que puede ser muy determinante en las inversiones para el país.
Todo marca un consumo debajo de lo necesario, porque la gente ve en sus bolsillos dinero insuficiente que se incrementa con la desconfianza política en lo que se puede venir y ser perjudicados aún peor.
La disparada del dólar, el aumento de los combustibles que impacta negativamente, porque cierra las puertas para competir con otros países por el elevado aumento de productos internos que se acrecienta por la presión tributaria que se tornan imposible de competir.
Si hablamos de déficit fiscal, es por la gran cantidad de planes sociales que no son inversiones productivas, sino que son una asistencia basada en las necesidades de los que menos tienen. Ello se puede revertir si se convierte en trabajo productivo, que es ahí donde bajará el déficit fiscal y empezará a mejorar la economía, que es la única forma de crear un equilibrio teniendo las manos ocupadas en la producción para que un país salga del inmenso agujero negro por las malas políticas empleadas que lleva años de decadencias, porque para las grandes corporaciones no ponen en duda cuando le bajan los ingresos en despedir gente, porque para ellos son los números que mandan.
Si se unen las manos, todo puede cambiar para mejorar un país que viene hace más de sesenta años en decadencia.
Antonio D'Agostino

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