La abu de mi amigo Jorgito

Las personas no se van, simplemente viajan, viven siempre en el recuerdo de los seres que de alguna manera compartieron momentos agradables y de aprendizaje. Esa era la abuela Marina, que abría la puerta de su casa y daba una enseñanza de vida. Por eso digo, se fue de paseo, porque su vida está dentro sus nietos, bisnietos, de su hija y de todos los que la conocimos, que siempre estará presente en el recuerdo de las historias compartidas en el calor de la familia.
Con este pequeño homenaje quiero agradecer a la familia Rossi por tantos años de amistad y de haber compartido muchos momentos inolvidables con ustedes, siempre con espíritu de cordialidad como si fuese un hijo más de ellos.
Antonio D’Agostino
Tengo la dicha de haberla conocido, fue la abuela que no tuve, me hacia reir, y sus ojos claros era picaros y mus dulces. Siempre la voy a recordar con una sonrisa!!!
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